The Order: 1886 – Review

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REVIEW Estando tan familiarizados a los juegos que transcurren durante la 2da Guerra o un futuro cercano, The Order: 1886 sorprende a todos llevándonos a un pasado un poco distinto al que conocíamos. ¿Monstruos? Si. ¿Caballeros de la Mesa Redonda? Claro. ¿Nikola Tesla? ¡¿Por qué no?! Este nuevo exclusivo y tan esperado juego de PlayStation 4 ya se encuentra entre nosotros, y este es su análisis .

The Order: 1886, como lo dice su nombre, se sitúa a fines del Siglo XIX y en una Inglaterra un tanto diferente a la que uno puede llegar a conocer por libros o documentales. En esta realidad alterna, la Reina tiene a su disposición a la aún vigente Orden de Caballeros de la Mesa Redonda, la única organización capaz de enfrentar a todo tipo de criatura sobrenatural gracias a la tecnología que disponen (debido mayormente a una revolución industrial temprana y las invenciones de Nikola Tesla) y a la posibilidad de utilizar una sustancia misteriosa llamada ‘blackwater’, la cual puede curar casi instantáneamente cualquier herida y extender ampliamente la vida del que lo tome. Ya que este elixir solamente extiende la vida pero no hace inmortal a los que la toman, se desarrolló un sistema de sucesión de títulos, donde el candidato más apto disponible hereda el título y lugar en la mesa que estaba ocupando el caballero al momento de fallecer.

La historia transcurre desde el punto de vista de Grayson, la tercer persona en llevar el título de Sir Galahad desde la creación de la Orden. Luego de que su mentor y amigo Sebastian Mallory (Sir Percival) muere tratando de obtener información crucial, y la Orden decide dejar completamente de lado todas las sospechas que tenía, Grayson comienza a dudar seriamente sobre las decisiones tomadas por la Mesa y el Consejo. Es así que Galahad, quien aún tiene una amistad con su ex pupila Lady Igraine y es afín al pupilo de Sir Percival (Marquis de Lafayette), decide retomar la investigación sin ningún tipo de conocimiento o ayuda por parte de ellos o la Orden. Aun sabiendo que su lealtad sería cuestionada de ser descubierto, él se pone como objetivo el descubrir lo que está pasando realmente en Londres, sin importar lo que le suceda o las alianzas que debe formar para lograrlo.

Ya que esta diseñado para generar una experiencia cinematográfica, The Order: 1886 no solo es igual de fluido que una película gracias a la cantidad de cuadros por segundo que mantiene, sino que también es presentado con las características barras negras que se usan en estas (letterboxing). Aunque esto siempre genera un poco de rechazo en los juegos porque se pierde parte de la visión del personaje, se puede decir que en este se siente más “adecuado” que en otros, y uno termina acostumbrándose rápido a ellas. Afortunadamente, la fluidez no es lo único acertado en la presentación de este título. Los personajes y enemigos cuentan con un gran nivel de detalle en sus modelos y expresiones, y sus movimientos se sienten naturales en todo momento, ya sea corriendo, ocultándose o durante un combate. Las locaciones que recorremos son completamente diferentes entre sí, y cada una tiene pequeños detalles como fotos, notas, diarios y grabaciones que agregan mas datos de la historia y cuentan los eventos que van sucediendo a medida que avanzamos. La “atmósfera” que se quiere generar no estaría completa sin la presencia de un voice acting acorde, y en este caso, es bastante sólido y convincente, poniendose fácilmente al nivel de varias películas de Hollywood.

Aunque The Order: 1886 se puede confundir inicialmente con un juego de acción en tercera persona, debido a la cantidad de cutscenes y Quick Time Events (QTEs) que van surgiendo, termina pareciendo mas una película interactiva con ciertas secciones de acción de por medio. Esto no debe tomarse como algo malo ya que, después de todo, fue la idea desde un comienzo y realmente funciona para contar la historia. Dejando esto de lado, el combate nos da la chance de utilizar también varias armas un poco avanzadas -e inusuales- para la época como rifles automáticos, una ametralladora que permite tirar magnesio y encenderlo para quemar a los enemigos, y hasta un que nos permite largar una rafaga de electricidad, entre otras. Afortunadamente estos combates no se sienten como algo extra, y junto a las mecánicas para ponerse a cubierto, se pueden idear tácticas y usar el sigilo a nuestro favor para eliminar a los enemigos individualmente sin alertar a los demás.